La mujer, que falleció hace 3 años, decidió facilitarle la tarea a su amado esposo con un ‘book’ de fotografías que retrataban su parte íntima de modo que el trabajo de los escultores fuese lo más
preciso posible.
El serbio ha explicado que ha sido muy difícil conseguir que un escultor accediese a llevar a cabo esta labor porque la gran mayoría lo consideraba una blasfemia. La mujer realizó esta petición tan extravagante para asegurarse que su marido no mirase a otra mujer.
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