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viernes, 20 de abril de 2012

La cara oculta de Edward Mordrake

Edward Mordrake se cuenta una terrorífica leyenda. No coinciden todos los detalles, es una crónica con dos siglos de antigüedad, pero sin embargo ha cautivado al mundo entero. Es la historia de
un hombre encadenado a un demonio
Provenía de una familia acomodada de la Inglaterra del siglo XIX y podía haber heredado un título en la nobleza. Además era inteligente, encantador, buen músico, un excelente estudiante y muy atractivo, pero había algo oscuro en él: detrás de su cabeza, un segundo rostro, deformado, marcaba implacablemente su existencia. La leyenda habla de una cara femenina, sensual y malvada, pero eso puede deberse a la deformación de la historia con el paso del tiempo. Un gemelo absorbido, parásito o fetus in fetus es siempre del mismo sexo que el propietario, pues se forma a partir de un gameto dividido.
Dicen que su cara se movía todo el rato, que reía y lloraba y que seguía con la mirada a quien se ponía de frente. No podía comer ni hablar pero cuentan que movía continuamente los labios, como si hablara, aunque no emitía ningún sonido audible… al menos para la gente normal. Edward afirmaba escuchar noche y día lo susurros demoníacos e infernales de su “hermano”, que trataban de arrastrarle al abismo. El segundo rostro de Mordrake atemorizaba a la gente, quienes afirmaban que poseía una expresión maligna y que le habían visto reír mientras que Edward lloraba.
La vida de Edward, convertida en pesadilla le hacía suplicar a sus médicos, Manvers y Treadwell, que arrancaran de su cuerpo al rostro malvado: “Nunca duerme, pero que me habla de tales cosas de las que sólo se oyen en el infierno. La imaginación no puede concebir las tentaciones espantosas en las que me envuelve. Por alguna imperdonable maldad de mis antepasados estoy cosido a este demonio – porque estoy seguro que es un demonio. Yo ruego y suplico para que lo eliminéis del mundo, aunque yo muera” Los médicos jamás se atrevieron, pues la operación sería una muerte segura, y Mordrake, que acusaba a su familia y a sus antepasados de ser los culpables de algún malvado crimen que acabara en tamaño castigo, se recluyó voluntariamente y no volvió a recibir visitas de amigos ni familiares.
Todas las versiones de la historia coinciden en que se suicidó a los 23 años, no pudiendo soportar más su demoníaca compañía, pero no todas están de acuerdo con la forma de la muerte. Algunas dicen que se pegó un tiro justo entre los ojos de su otro rostro y la versión musical de Tom Waits habla de ahorcamiento, aunque la literatura mayoritaria habla de que consiguió un frasco de veneno a escondidas de sus médicos y acabó con su vida. Dejó una nota de suicidio, donde pedía que eliminaran a su gemelo malvado antes de enterrarlo, para evitar que siguiera escuchando sus susurros infernales en el otro lado. Además quería ser enterrado en el campo, lejos del cementerio y que su tumba, sin lápida, no pudiera ser identificada por nadie.
La historia de Edward Mordrake está poco documentada, no hay datos concretos de su fecha de nacimiento o de su muerte. Su leyenda fue contada de boca en boca, aunque muchas horrorizadas mentes se negaban a aceptar que tal aberración pudiese haber existido. Su biografía fascinó al mundo artístico, habiendo muchos cuadros, pinturas, literatura y canciones sobre el tema. Tom Waits, en su ópera Alice escribió el que quizás sea el tema más famoso, “Poor Edward” ¿Has oído lo que dicen de Edward? En la parte de atrás de su cabeza Tenía otra cara Era la de una mujer O la de una joven. Decían que quitársela lo mataría Así que el pobre Edward estaba perdido. La cara reía y lloraba Era su hermana gemela malvada Por las noches ella le hablaba De cosas solo mencionadas en el infierno Era imposible separarlos Encadenados juntos de por vida Al final, la campana dobló por su condena Alquiló un habitación Y se ahorcó y a ella De los barrotes del balcón. Algunos todavía creen que se liberó de ella Pero yo la conocía muy bien Y digo que le llevó al suicidio Y se llevó al pobre Edward al infierno...

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